¿Qué tienen los músicos en la cabeza?
Desde hace años, sabemos que la música produce unos efectos evidentes en las personas. Se trata de un estímulo que enriquece los procesos sensoriales, cognitivos y motores; y además, fomenta la creatividad. Por ello, en los últimos años, se comenzó a utilizar la música con una función terapéutica para curar ciertos estados patológicos. También se está introduciendo en la educación de los niños, puesto que representa una gran importancia en el desarrollo intelectual, auditivo, sensorial, del habla y motriz de los más pequeños. Éstos son pequeños ejemplos recientes de la gran importancia que ejerce la música sobre nosotros, puesto que es fundamental para desarrollar todo el potencial del cerebro.
El cerebro de los músicos
La música, el tocar música o el crear música, requiere de una gran fuerza mental; tanto es así que prácticamente, no hay ninguna otra destreza que requiera tanta actividad cerebral. Se trata de una combinación de tareas. Los músicos leen las notas, sienten las teclas, mueven los dedos y escuchan lo que están tocando. ¡Todo al mismo tiempo!
Neurocientíficos americanos descubrieron que el cerebro de los músicos estaba hecho para este trabajo; ya que algunas zonas son más grandes de lo normal. Una de ellas es el cerebelo, donde se concentran más neuronas que en el resto de todo el cerebro. Este pequeño órgano trabaja más y más rápido que cualquier otra parte del cerebro ya que combina los movimientos de las miles de fibras musculares de todo el cuerpo. Por este motivo, un cerebelo más grande, puede que sea mejor.
Otra zona que es más grande en los músicos es el cuerpo calloso, una serie de fibras nerviosas que sirven como vía de comunicación entre un hemisferio cerebral y otro; para que ambos lados del cerebro trabajen de forma conjunta. Esto es fundamental en los pianistas, que necesitan sincronizar perfectamente los movimientos de la mano izquierda y derecha. Si tenemos en cuenta que pueden tocar 30 notas por segundo… Necesitan que sus dos hemisferios trabajen en armonía, algo que es posible gracias al cuerpo calloso. Por lo tanto, un cuerpo calloso más grande, contiene más fibras nerviosas , así que pueden viajar más señales de un lado a otro y acelerar la comunicación.
Pero…¿Nacen así o lo desarrollan?
Estudios realizados en cerebros de músicos han comprobado que diversas zonas de sus cerebros son más grandes de lo habitual. Pero para saber si es el cerebro el que da forma a la música o si es la música la que da forma al cerebro, han estudiado a 50 niños con el fin de hallar en ellos los fundamentos cerebrales de talento antes de su educación. Realizaron el seguimiento de estos niños, desde el momento en el que empezaron el aprendizaje de un instrumento. Todos los años ponían a los niños a prueba, comprobando su destreza e inteligencia. Después escaneaban sus cerebros y comprobaron que después de un año sus cerebros habían cambiado. Las zonas responsables de la audición y del análisis de la música están más activos en los niños que tocan un instrumento que en los niños que no. Esto se debe a la capacidad de adaptación del cerebro; y todo el que nazca en un entorno adecuado, puede convertirse en un músico excelente. Pero… todo se reduce a la práctica? Los investigadores opinan que no. Creen que los niños con dotes musicales nacen con cerebros estructuralmente diferentes. Un ejemplo que tiene sorprendidos a los neurocientíficos es el caso del pequeño pianista Marc Yu. ¡Escuchádlo vosotros mismos! ¡No tiene desperdicio!
Desde hace años, sabemos que la música produce unos efectos evidentes en las personas. Se trata de un estímulo que enriquece los procesos sensoriales, cognitivos y motores; y además, fomenta la creatividad. Por ello, en los últimos años, se comenzó a utilizar la música con una función terapéutica para curar ciertos estados patológicos. También se está introduciendo en la educación de los niños, puesto que representa una gran importancia en el desarrollo intelectual, auditivo, sensorial, del habla y motriz de los más pequeños. Éstos son pequeños ejemplos recientes de la gran importancia que ejerce la música sobre nosotros, puesto que es fundamental para desarrollar todo el potencial del cerebro.
El cerebro de los músicos
La música, el tocar música o el crear música, requiere de una gran fuerza mental; tanto es así que prácticamente, no hay ninguna otra destreza que requiera tanta actividad cerebral. Se trata de una combinación de tareas. Los músicos leen las notas, sienten las teclas, mueven los dedos y escuchan lo que están tocando. ¡Todo al mismo tiempo!
Neurocientíficos americanos descubrieron que el cerebro de los músicos estaba hecho para este trabajo; ya que algunas zonas son más grandes de lo normal. Una de ellas es el cerebelo, donde se concentran más neuronas que en el resto de todo el cerebro. Este pequeño órgano trabaja más y más rápido que cualquier otra parte del cerebro ya que combina los movimientos de las miles de fibras musculares de todo el cuerpo. Por este motivo, un cerebelo más grande, puede que sea mejor.
Otra zona que es más grande en los músicos es el cuerpo calloso, una serie de fibras nerviosas que sirven como vía de comunicación entre un hemisferio cerebral y otro; para que ambos lados del cerebro trabajen de forma conjunta. Esto es fundamental en los pianistas, que necesitan sincronizar perfectamente los movimientos de la mano izquierda y derecha. Si tenemos en cuenta que pueden tocar 30 notas por segundo… Necesitan que sus dos hemisferios trabajen en armonía, algo que es posible gracias al cuerpo calloso. Por lo tanto, un cuerpo calloso más grande, contiene más fibras nerviosas , así que pueden viajar más señales de un lado a otro y acelerar la comunicación.
Pero…¿Nacen así o lo desarrollan?
Estudios realizados en cerebros de músicos han comprobado que diversas zonas de sus cerebros son más grandes de lo habitual. Pero para saber si es el cerebro el que da forma a la música o si es la música la que da forma al cerebro, han estudiado a 50 niños con el fin de hallar en ellos los fundamentos cerebrales de talento antes de su educación. Realizaron el seguimiento de estos niños, desde el momento en el que empezaron el aprendizaje de un instrumento. Todos los años ponían a los niños a prueba, comprobando su destreza e inteligencia. Después escaneaban sus cerebros y comprobaron que después de un año sus cerebros habían cambiado. Las zonas responsables de la audición y del análisis de la música están más activos en los niños que tocan un instrumento que en los niños que no. Esto se debe a la capacidad de adaptación del cerebro; y todo el que nazca en un entorno adecuado, puede convertirse en un músico excelente. Pero… todo se reduce a la práctica? Los investigadores opinan que no. Creen que los niños con dotes musicales nacen con cerebros estructuralmente diferentes. Un ejemplo que tiene sorprendidos a los neurocientíficos es el caso del pequeño pianista Marc Yu. ¡Escuchádlo vosotros mismos! ¡No tiene desperdicio!
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¿Qué tienen los músicos en la cabeza?El cerebro de los músicos La música
el tocar música o el crear música
requiere de una gran fuerza mental; tanto es así