Los niños y niñas de los colegios en los que trabajamos vienen en su mayoría de entornos Socio familiares poco favorables y esto se refleja, en muchas ocasiones, en un bajo rendimiento académico y en la forma en la que se relacionan con los demás. Es algo que ocurre por ejemplo en el barrio madrileño de Tetuán, donde la alta tasa de desempleo ha afectado a muchas familias que han visto como su situación económica se deterioraba hasta quedar en situación de vulnerabilidad. Las condiciones precarias de vida y de trabajo de una gran parte del vecindario en materia de renta, empleo, vivienda y salud, les ponen en una difícil situación. Los datos apuntan a que la tercera parte de los hogares del distrito padece estrecheces económicas, una quinta parte se encuentra en riesgo de pobreza y el 5% (7.800 personas en 3.200 hogares) sufre una situación de extrema pobreza. Además, el 8% no puede afrontar el alquiler o la cuota hipotecaria de su vivienda. Este distrito tiene uno de los índices más altos de población inmigrante de Madrid, llegando al 20% según datos de la Dirección General de Estadística del Ayuntamiento de Madrid, con una tasa de desempleo muy por encima de la media. La especial vulnerabilidad de estos colectivos, que en muchos casos no tienen el colchón familiar, hace aún más necesario nuestro apoyo: con ellos trabajamos a través de dos colegios de la zona, Pío XII y San Antonio, atendiendo las necesidades básicas de los niños y niñas a través de becas de comedor, meriendas, libros o material escolar, actividades extraescolares y refuerzo educativo.
En
otro punto de la geografía española, el barrio de Oliver en Zaragoza, también
apoyamos a familias desfavorecidas que han sufrido de forma contundente el
impacto de la situación económica actual. En este barrio trabajamos en el
colegio Ramiro Solans que tiene matriculados a 190 alumnos, que por lo general,
viven en entornos que rozan cada vez más la marginalidad y la pobreza,
perteneciendo a familias numerosas con padres muy jóvenes de bajo nivel
cultural, social y económico que únicamente puede aspirar a trabajos precarios.
Estas situaciones de desventaja social motivan desajustes en el desarrollo
personal, social y educativo de los alumnos, provocándoles baja autoestima,
impulsividad y problemas de regulación emocional, hábitos sociales
inapropiados, falta de modelos adecuados en su entorno y gran escasez de
recursos.
Este
programa que apoyo a la infancia y familias más vulnerables por causa de la
crisis, lo desarrollamos en un total de en 31 centros escolares de ocho
comunidades autónomas, atendiendo necesidades básicas y educativas de los
niños, niñas y familias con menos recursos económicos. En todos los casos,
facilitamos a estas familias las ayudas más “urgentes”, garantizando una
alimentación adecuada, material escolar suficiente y refuerzo educativo, para
que sus hijos puedan asistir a clase en igualdad de condiciones que otros niños
y con el fin de que puedan tener las mismas oportunidades de formación y en el
futuro. No obstante, necesitamos ir más lejos para que se pueda producir un
cambio en el entorno de estos niños y por eso también trabajamos con sus
familias, impulsando la creación de redes de apoyo mutuo, con ayudas para la
búsqueda de empleo e itinerarios formativos para la inserción, con el fin de
que puedan mejorar sus ingresos.
La
música genera oportunidades de futuro
Después
de resolver lo “urgente”, otra línea que desarrollamos dentro de este programa
es la de innovación educativa, mediante la cual ofrecemos iniciativas que
refuercen la oferta formativa ya existente de los colegios, como sucede con las
nuevas tecnologías –que impulsamos a través de talleres de programación y
robótica–, o la música, que desarrollamos mediante la creación de coros y
orquestas en los centros. La educación es una de las apuestas más importantes
para dar alternativas de futuro y, como parte de ella, la música tiene un lugar
relevante por fomentar la educación en valores, el respeto, el trabajo en equipo,
la multiculturalidad y desarrollar capacidades cognitivas y habilidades
sociales fundamentales en la formación del menor. Sin embargo, el acceso a una
educación musical no está siempre garantizado y en los últimos meses ha sido
cuestionada como asignatura dentro del plan educativo de las escuelas de
primaria con el riesgo de desaparecer.
Tanto
en el barrios de Oliver como en el de Tetuán, además de ofrecer apoyo para
cubrir las necesidades básicas de los menores, apostamos por el refuerzo
educativo y por la música como un elemento que facilita la integración social
de estos niños y niñas, que tienen en común la falta de oportunidades y de
recursos para un desarrollo personal y formativo que les garantice una vida
normalizada. El proyecto lo desarrollamos junto con la Fundación para la Acción
Social por la Música y tiene como objetivo fomentar la educación musical
mediante la formación de coros y orquestas con los niños y niñas de los centros
escolares en los que trabajamos, para que puedan tener acceso a una formación
artística que desarrolle sus sensibilidades creativas y puedan disfrutar de una
educación lo más completa posible.
En el
barrio de Tetuán, hace dos años se puso en marcha en uno de los colegios de
nuestro Programa de Apoyo a la Infancia una orquesta formada por 55 alumnos y
alumnas que aprenden a tocar diferentes instrumentos, como el violín o el
chelo. Según nos comenta el profesor que dirige la orquesta, en este segundo
año –en el que Ayuda en Acción está colaborando con material escolar, refuerzo
educativo, actividades extraescolares y ayudas para las meriendas de los niños–
ya se pueden apreciar cambios positivos sustanciales en su comportamiento y
rendimiento académico. Además y en paralelo, en este curso escolar Ayuda en
Acción y Acción Social por la Música han puesto en marcha un coro formado por
39 niños en otro colegio del mismo barrio, y otro en Zaragoza compuesto por 28
alumnos, en ambos casos con un alto compromiso por parte de los menores. Según
estamos pudiendo comprobar, la música mejora su comportamiento y calificación
escolar, ya que consiguen una valoración positiva de su entorno familiar
(muchos padres no imaginaban a sus hijos tocando un instrumento o formando
parte de un coro) y este cambio refuerza su autoestima y produce resultados muy
positivos en los menores.
Pablo
Heras-Casado, prestigioso director de orquesta internacional y embajador de
Ayuda en Acción, ofreció el pasado marzo un concierto solidario en el Teatro
Real, Acordes con solidaridad, en beneficio de nuestro Programa de Apoyo a la
Infancia en España. Algunos niños de los que participan en el programa tuvieron
la oportunidad de asistir al ensayo general y disfrutar de música clásica. El
director visitó asimismo su colegio, donde pudo conocer de cerca los problemas
a los que se enfrentan los menores y sus familias.