El
músico y su oído: 3 consejos básicos
Todos
conocemos la famosa frase “escucha antes de hablar”. En la práctica, muchos
conflictos o discusiones entre nuestros similares se deben a malentendidos por
no tomar el tiempo necesario de escuchar al otro o, por el contrario, no ser
escuchados. Esto ha trascendido en todos los ámbitos sociales; es común ver
políticos o famosos gritando a pleno pulmón en debates televisivos, soportar
las bocinas sonando desesperadas en el tráfico, vivir en medio del ansia
colectiva de estallar en lugar de entender. En medio de una sociedad tan
diversa, ágil y caótica, el simple hecho de escuchar se ha convertido en un
arte, privilegio de quienes saben hacerlo.
1.-
Tu amigo, el oído.
Es
interesante saber que el oído es el primero de los 5 sentidos que el ser humano
desarrolla antes de nacer. Oír antes que hablar se establece como una jerarquía
tanto social como anatómica. Y, por supuesto, también se aplica en el ámbito
musical. En el desarrollo artístico de un músico es vital aprender a usar el
oído porque ésta será su principal herramienta durante su carrera. Sea un
cantante que usa sus cuerdas vocales o un pianista que usa sus manos, a todos
los miembros de un ensamble los une un denominador común, el oído. Si está bien
entrenado, será el instrumento más objetivo de la banda.
2.-
Escucha antes de tocar
Un
error muy común en músicos principiantes al momento de tocar repertorio nuevo
es que no se detienen a escuchar al menos una pasada de toda la pieza. Lanzar
acordes sueltos o los patrones correctos en medio de alguna canción sin
conocerla en su totalidad quizá llegue a sonar convincente, mas no profesional.
¿Por qué? Porque tocar una secuencia de acordes o ritmos es algo que cualquier
amateur puede hacer. Sin embargo, entender la interacción entre todos los
elementos de una canción, identificar sus funciones específicas y conducir su
propio instrumento hasta lograr un sonido que lo identifique o que encaje con
el grupo sólo lo logra el artista que se escucha a sí mismo y, con la misma
dedicación, a los demás.
3.-
No sólo es un sonido, es una intención
Este
punto es el resultado del anterior, es distinto saber cómo suena un elemento en
una canción a reconocer su función dentro de ese contexto. Al igual que en una
conversación donde hay un intercambio de información entre dos o más personas,
en la música los instrumentos conversan bajo un rol específico. Por ejemplo, el
cantante no sólo entona notas, sino cumple con la función de trasmitir un
mensaje o una emoción. Por su parte, la batería no sólo marca el ritmo, sino
dependiendo de la canción, trasmite energía o calma. Entender la intención de
cada artista a través de su sonido, como de cada participante en una
conversación, se logra gracias a la atención prestada por el oír. Como
reflexión, hay un beneficio mayor al escuchar las máximas referencias posibles
y abrir espacios para un resultado más productivo. Si hay alguien que debe
ejercer con maestría el arte de escuchar en un mundo lleno de ruidos
estridentes o bocinas ansiosas, es el músico.